"La estabilidad es el primer paso", indicó en la décimo séptima cumbre internacional del petróleo en París, en la que participaron representantes de las principales compañías y agencias del sector, como la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Libia, miembro de ese cártel, es víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyera militarmente a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Muamar el Gadafi.

Desde finales de marzo vive una situación política confusa, con un Gobierno de unidad nacional establecido en Trípoli, que no cuenta con legitimidad interna, un Parlamento reconocido internacionalmente en Tobruk que se niega a respaldar ese gabinete y un liderazgo cesante en la capital que aún conserva poder militar.

Según los expertos, el país posee las reservas petroleras más importantes del continente africano, estimadas en 48 millones de barriles, pero su producción ha descendido desde 2011 de los 1,6 millones barriles diarios anuales a los actuales cerca de 300.000.

"Cuando la situación mejore, la NOC prevé poner en marcha una estrategia de desarrollo que pretende incrementar la producción, con el objetivo de alcanzar los dos millones de barriles diarios", añadió el dirigente de la empresa nacional.

Sanalla apuntó igualmente que su firma "está trabajando en una estrategia industrial para alcanzar una capacidad de refinado de un millón de barriles diarios", y recalcó la importancia de la unidad política para llegar a esas metas.

"No hay un plan B. La unidad traerá seguridad y estabilidad. Y con ellas el petróleo fluirá", señaló el directivo, quien advirtió de que sin unidad política el país se enfrenta a la fragmentación "y posiblemente a la descomposición de sus instituciones".