La estrategia de BP para buscar petróleo mengua con los recortes de presupuesto

By  Ron Bousso y Dmitry Zhdannikov - Reuters May 23, 2016

La sorprendente salida del jefe de exploración de BP ha puesto el foco de atención en una estrategia de búsqueda de petróleo que, después de años de recortes de presupuestos, se centra principalmente en la ampliación de los campos existentes en lugar de aventurarse hacia lo desconocido sin reparar en gastos.

Esa prudencia es reflejo de una empresa castigada por el coste de 55.000 millones de dólares del derrame en el golfo de México en 2010, y la necesidad de exprimir cada gota de un presupuesto de exploración drásticamente recortado en un entorno de precios del petróleo bajos.

"La exploración no tiene que parecerse necesariamente a (el presentador de documentales) David Attenborough al pie de una nueva frontera", dijo una fuente de BP a Reuters.
Aunque las reservas totales y yacimientos de BP que se pondrán en marcha en los próximos cuatro años muestran un aspecto saludable en comparación con otras grandes petroleras, su cartera a largo plazo es la más reducida de sus rivales y el punto de equilibrio en costes es el más alto, en opinión de algunos analistas, entre ellos Macquarie.

Varias fuentes de BP dijeron que el consejero delegado Bob Dudley y su equipo estaban trabajando duro en una nueva estrategia a largo plazo, con los inversores a la espera de una actualización sobre los planes del grupo a partir de 2020 este año o a principios del que viene. Es probable que el plan contenga una de las frases favoritas de Dudley: "Lo grande no es necesariamente hermoso".

Después de que las desinversiones que tuvo que hacer por el desastre del Golfo de México redujesen el tamaño de la compañía en un tercio, BP concentra ahora sus operaciones en cinco regiones: Angola, Azerbayán, Egipto, el Golfo de México y el mar del Norte.

Fue en Angola, Egipto y el mar del Norte, regiones que ya eran clave para BP, donde Richard Herbert cosechó sus mayores éxitos durante sus dos años al frente del negocio de exploración.

PRESUPUESTO MENGUANTE
BP dijo que su marcha tuvo que ver con la decisión de la compañía de poner la exploración y el desarrollo de yacimientos bajo un equipo de "upstream" liderado desde el pasado febrero por Bernard Looney.

Pero Herbert, que trabajó con Dudley en Rusia en la década de 2000, también ha visto como su presupuesto anual menguaba desde 3.500 millones de dólares en 2013 a 1.000 millones este año, cantidad que no basta ni para perforar una docena de complejos pozos de aguas profundas y mucho menos para adentrarse en una nueva frontera de exploración que podría conllevar grandes ganancias pero también un elevado riesgo de regresar con las manos vacías.

Royal Dutch/Shell enterró 7.000 millones de dólares en un proyecto de exploración en Alaska que abandonó el año pasado, algo que BP no puede permitirse.

Aunque los recursos existentes de BP no son pequeños comparados con los de sus rivales, analistas dicen que la falta de una cartera de largo plazo es motivo de preocupación.
El ratio reservas respecto a la producción de BP, o número de años en que las reservas pueden sostener la producción actual, es el tercero más alto entre las grandes petroleras, excluyendo a la rusa Rosneft, en la que BP tiene una participación cercana al 20 por ciento.

Para 2020, el lanzamiento de proyectos como el del delta del Nilo occidental o el campo Clair Ridge en el mar del Norte habrán añadido 800.000 barriles diarios de equivalente de petróleo a su capacidad de producción de petróleo y gas, dijo Dudley a Reuters el año pasado.

A corto plazo, parece lo bastante cómodo como para compensar la decreciente producción de los yacimientos maduros, manteniendo o incrementando el nivel de producción actual cercano a los 2 millones de barriles diarios.

Pero otro indicador, la ratio de reposición de reservas (descubrimientos nuevos probados pero no explotados en relación con la producción anual) no pinta un panorama tan prometedor.

Esta cayó el año pasado al 61 por ciento, la más baja en muchos años y frente al 129 por ciento de 2013, lo que refleja no sólo el fracaso para desbloquear nuevos depósitos, problema común de todas las multinacionales, sino también la reticencia a comprometer inversiones mientras los precios del petróleo siguen languideciendo un 60 por debajo de los niveles de mediados de 2014.

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