Vaca Muerta tiene un punto de referencia ineludible dentro de su mapa de influencia directa: Neuquén. La capital provincial es el epicentro del modelo productivo por el que apuesta el gobierno nacional para el autoabastecimiento energético. A 100 kilómetros de la "zona caliente" y en el centro administrativo y comercial de la región, la ciudad se cotiza ofreciendo las soluciones de infraestructura y servicio que demandan, como efecto secundario, el boom shale y la reactivación petrolera. Las inversiones en gastronomía, alojamiento y comercio, que acompañan el pulso petrolero, se intensificaron con claridad en los últimos tres años.
Desde el área de Comercio del municipio tienen una cuenta. Aseguran que durante la noche en la ciudad duermen 250.000 personas, pero contabilizan que en horario laboral se mueven unas 330.000. Puntualizan que el incremento de los desembolsos en servicios son anteriores a las apuestas fuertes que comenzaron a hacerse por los hidrocarburos no convencionales, aunque reconocen que la fiebre desatada con la formación shale aceleró las definiciones.
Eduardo Elsztain, presidente del grupo IRSA, propietario de la mayor cadena de shoppings del país (Alto Palermo), lo dejó en claro cuando participó de la apertura protocolar del nuevo shopping en la ciudad, una obra insinuada en el 2006 y concretada en los últimos doce meses. "Neuquén es una cuidad con mucho dinamismo y con un gran potencial de crecimiento, en especial a partir de todas las inversiones que promete Vaca Muerta", reconoció el empresario quien justificó la construcción del portal compras Alto Comahue –que contará con un hipermercado Coto, 130 locales comerciales y una inversión de u$s 54 millones– señalando que los neuquinos tienen un perfil "sofisticado" y consumen "marcas premium".
Luis López de Murillas, a cargo de Obras Particulares de la municipalidad, explica que desde hace un par de años persiste una tendencia que complementa las inversiones en unidades habitacionales, como los edificios de departamentos, con apuestas a servicios para alojamiento transitorio, gastronomía y espacios de trabajo. "Los edificios de oficinas, que antes eran casi inexistentes en Neuquén, ahora empiezan a ocupar espacios entre las construcciones céntricas", agrega.
Actualmente hay 112 edificios en la ciudad a los que se suman 26 proyectos de construcción para este año.
En los discos rígidos del municipio hay guardadas 18.000 licencias comerciales activas que comprenden todas las unidades económicas. Sólo para graficarlo cabe repasar que en un lapso no superior a los 24 meses en Neuquén, además de los dos shoppings, los cuatro hipermercados y las cadenas de supermercados, se instalaron nuevas franquicias de ropa (como Cardón), más sucursales de comidas rápidas (McDonalds y Subway), heladerías (Freddo), una reconocida parrilla, entidades bancarias como el ICBC, la nueva sala del Casino Magic, la flamante sucursal de Sancor Seguros –con una inversión de $ 6 millones– y la pronta a inaugurar sede del Sindicato de Petroleros Privados, que contará con doce pisos. También se incluyen el Hotel Tower, el mencionado shopping Alto Comahue y un local de la cadena Hipertehuelche.
En este vértigo uno de los servicios que más demanda tiene es el de alojamiento. Durante el 2013 se presentaron ocho solicitudes vinculadas a la hotelería. Cuatro con el objetivo de concretar reformas (entre ellas el Hotel del Comahue), tres para nuevos hoteles y, el restante, un pedido de factibilidad impulsado por la cadena Hilton. Además en el último año se solicitaron 50 pedidos de habilitación para hostels, un rango que se equipara con el hospedaje de tres estrellas.
El gobierno provincial espera inversiones por u$s 6.000 millones para este año y reitera que por cada dólar invertido en infraestructura hay un equivalente en servicios y mano de obra. En la Cuenca Neuquina hay unos 18.000 trabajadores petroleros y una importante planta de jerárquicos a los que se suman transporte y otras actividades. Sin embargo el resto de los asalariados, en gran número estatales, no se encuentra cerca de la masa salarial petrolera, lo que es suficiente para abrir grietas sociales que pueden contrastar con el lado confortable del boom shale.