El proyecto petrolero ITT, que ha desatado duras críticas de ecologistas en Ecuador por estar situado en un ecosistema muy sensible de la selva amazónica, no puede estar sujeto a errores, advirtieron hoy expertos de varios países que participan en un encuentro en Quito.
Tal conclusión surgió del Foro sobre Intervenciones Petroleras en Zonas Altamente Sensibles, organizado por la Sociedad Internacional de Petróleos y Energía, y que concluirá este jueves en la capital ecuatoriana.
El campo de explotación Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) está situado en un vértice del parque nacional Yasuní, en el este de la selva amazónica ecuatoriana, considerado uno de los sitios de mayor concentración de biodiversidad del planeta.
El Gobierno ecuatoriano lanzó en 2007 una iniciativa para no explotar el ITT a cambio de una compensación económica de la comunidad internacional, lo cual no logró concretarse.
Tras el fracaso de esa propuesta, el Ejecutivo del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, echó a andar el denominado "plan B", que supone la explotación del ITT con la mayor responsabilidad ambiental y social posible, afectando un área menor al uno por mil del millón de hectáreas que forman el Yasuní.
El Gobierno justifica el proyecto petrolero por los importantes recursos que obtendría de la explotación de casi mil millones de barriles de crudo que calcula yacen en el ITT, pese a las críticas de ambientalistas y grupos indígenas que temen graves daños ambientales y sociales en esa zona declarada reserva de la Biosfera.
Para el experto Francisco Dallmaier, del Instituto Smithsonian de EE.UU., en el proyecto ITT primero se deberían definir "los signos vitales" de la región, para determinar una línea de base biológica que marque las acciones de manejo ambiental requeridas para minimizar el impacto ambiental.
Añadió que el proyecto debería considerar los mejores estándares nacionales e internacionales de la industria, pero elevarlos a la máxima capacidad, para reducir al máximo los riesgos.
El australiano Stephen Newton, por su parte, señaló que la industria tiene la tecnología para poder emprender proyectos como el ecuatoriano, aunque "siempre habrá la posibilidad de accidentes".
Según Newton, el proyecto ITT debe adelantarse a los eventuales percances y establecer métodos y procedimientos para controlar y minimizar los efectos.
Para el francés Emery Brusset, experto en temas sociales, con el ITT Ecuador se enfrenta "a un reto que es el desafío del mundo contemporáneo: la presión por la obtención de recursos con sensibilidad (ambiental) y un nivel muy alto de riesgo".
No obstante, Brusset opinó que "Ecuador tiene la posibilidad de demostrar liderazgo a nivel internacional aplicando las mejores prácticas" industriales.
El experto ecuatoriano Ítalo Cedeño remarcó, de su lado, que con la tecnología disponible en el mundo es posible minimizar los efectos negativos de la explotación petrolera.
Cedeño aseguró que "no hay una contradicción entre explotar petróleo y hacerlo responsablemente", pero dijo que en el caso del ITT "no podemos equivocarnos".
Carlos Pérez, presidente en Ecuador de la Sociedad Internacional de Petróleos y Energía, coincidió en que en la actualidad "existe la tecnología y los procesos en la industria para cuidar el ambiente y hacerlo sustentable".
El ITT "puede ser un proyecto exitoso", añadió Pérez, mientras que su colega Fernando Benalcázar, sugirió el establecimiento de "un sistema de verificación independiente" del proyecto ITT, que genere "confianza y transparencia".
El proyecto, además, "no hay que hacerlo a cualquier costo, hay que hacerlo al costo de la mejor tecnología", pues "no se pueden escatimar inversiones para un proyecto que tiene que incorporar las mejores prácticas ambientales, industriales y sociales", añadió Benalcázar, quien cree que el ITT "es una oportunidad de oro para Ecuador".