Gastos de desmantelamiento y conflictos territoriales amenazan una de las principales fuentes de riqueza de Reino Unido: el petróleo del mar del Norte.
Escocia tiene intención de pedir a Reino Unido que contribuya a financiar la eliminación de 300 viejas plataformas petroleras y los oleoductos del mar del Norte aunque triunfe el 'Sí' en el referéndum de independencia y, llegado ese caso, consiga quedarse con la mayoría de beneficios procedentes del crudo.
Se trata de un escenario que, según los expertos, plantea enormes complicaciones desde un punto de vista burocrático, por no mencionar el inmenso coste económico. Por ejemplo: se estima que una Escocia independiente ganaría unos 50.000 millones de dólares anuales (38.000 millones de euros) por el crudo del mar del norte, pero la eliminación de las infraestructuras inutilizables ascendería a 60.000 millones de euros (46.000 millones de euros).
Fuentes del Gobierno escocés consideran, sin embargo, que Londres ha contraído una deuda histórica. "A precios de hoy, los sucesivos gobiernos británicos han acumulado, en conceptos de impuestos por gas y crudo, unos 300.000 millones de libras (376.000 millones de euros). Es justo, por lo tanto, que el Gobierno escocés solicite una contribución razonable para costear la decomisión del mar del Norte", ha explicado un portavoz.
De momento, el Tesoro británico no ha respondido de manera oficial pero sí ha querido recordar la existencia de un informe que apunta a que los ciudadanos de una Escocia independiente tendrían que aportar más de 3.800 libras por por persona para financiar el desmantelamiento: diez veces más que el coste que supondría al total de ciudadanos contando a los de Reino Unido.
Todo ello sin mencionar la disputa legal que derivaría de esta iniciativa. "Habría un conflicto, con toda seguridad. Los riesgos son demasiado grandes", según el abogado Andrew Moorfield, de Scotiabank, uno de los más importantes prestamistas de la indusrtria petrolera del mar del Norte.
De la misma opinión es el director de la consultora especializada en desmantelamientos de infraestructura Strategic Decom, Richard Heard, quien resalta la urgencia de la cuestión. "Es un tema que debe ocupar la lista de prioridades a resolver en el caso de que triunfe el 'sí'", ha declarado.
Conflicto territorial
A ello hay que sumar la posibilidad de que cualquier inversión futura en el mar del Norte podría peligrar dadas las disputas sobre límites marítimos que emergerían en el caso de que Escocia aprobara su independización.
"El mejor escenario posible sería que los dos gobiernos resolvieran esta disputa con rapidez, pero me temo que la cuestión fronteriza será usada como un arma de negociación", estimó la abogada Judith Aldersey-Williams.
Las compañías que operan en el mar del Norte han avisado de que esperan que sea cual sea el resultado no perturbe demasiado la calma. "Nos enfrentamos a un desafío", apuntó esta semana el consejero delegado de BP, Bob Dudley. "Tanto la extracción de crudo como el desmantelamiento de infraestructuras necesitan de apoyo fiscal, y cualquier inversión a largo plazo requiere de un ambiente estable y sin incertidumbres".
La declaración más rotunda sobre el referéndum procedió del consejero delegado de la petrolera Shell, Ben van Beurden, quien pidió a los escoceses que sigan en Reino Unido porque, a largo plazo, conforme la infraestructura siga deteriorándose y descienda la productividad, los costes subirán y los beneficios descenderán.