Dispone de un colchón de 14.000 millones de euros para invertir en exploración y reservas de crudo Título: Repsol quiere aprovechar la caída de los precios de los activos para comprar Subtítulo: La petrolera está revisando el plan estratégico que deberá tener cerrado en febrero de 2015 Julián Gonzalez.- Repsol está revisando su actual plan estratégico 2012-2016 y con la nueva situación petrolera mundial que hay montada no hay duda de que va a reconducir el tiro. La compañía tiene que tener cerradas sus nuevas líneas maestras a finales de febrero de 2015 y se da por hecho que va a haber cambios en su nueva política estratégica. La petrolera no tiene problemas financieros y goza de una salud que le permite moverse con calma aunque ha opuesto ojo avizor. Dispone de un colchón de entre 12.000 millones y 14.000 millones para gastar en un momento en el que todas las multinacionales están expectantes y donde los precios de los activos han caído en picado.
“El momento petrolífero mundial actual es apasionante. Tenemos la tormenta perfecta, con unos precios bajos y con EEUU y Arabia Saudí en la pelea por ver quién se hace con el control del mercado”. Así de contundente se mostraba días pasados el economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, en la presentación del World Energy Outlook 2014, en Madrid. Y eso es lo que le sucede a Repsol ahora mismo: la actualización de su plan estratégico le ha pillado en medio de esa tormenta perfecta y, por ello, el actual equipo directivo está analizando qué puntos van a modificar.
Por un lado, se da una variante que hace cuatro años cuando presentaron el plan en vigor no se daba: el barril estaba más alto, no había tanta volatilidad en los mercados, y ni mucho menos se imaginaban que el barril del Mar del Norte bajara de los 70 dólares y que el West Texas Intermediate (WTI) casi rozaría los 50. Hace cuatro años, los productores de fracking y shale no se sentían tampoco tan fuertes porque producían bastante menos crudo y la OPEP seguía teniendo el poder en sus manos.
Ahora todo ha cambiado, los mercados están muy revueltos, la situación de Rusia y Ucrania puede generar en cualquier momento más inestabilidad munbdial, y la pelea de precios entre EEUU, la OPEP y Arabia Saudí no se sabe qué nos va a deparar. Repsol se enfrenta ahora a todos elementos. Son la bola de cristal que el presidente, Antonio Brufau, y su consejero delegado, Josu Jon Imaz, están analizando. Los proyectos en aguas profundas son costosos y los trabajos de fracking lo mismo, por lo que el planteamiento de la extracción de crudo a los precios actuales cambia radicalmente.
El valor de los activos ha caído
Por otro lado, con un petróleo a la baja, los activos de exploración y producción pierden parte de su valor y, lo que ayer valía 10, hoy vale casi la mitad. Una circunstancia a tener muy en cuenta a la hora de comprar o vender porque los activos en venta han caído considerablemente respecto a hace cuatro meses. La multinacional española lleva tiempo analizando y estudiando posibles operaciones para invertir en el negocio upstream -exploración y producción de crudo- y todavía no ha dado en la diana.
Tras la salida forzada de YPF y la venta del negocio del gas licuado a la multinacional Shell, Repsol puso su maquinaria en marcha para captar activos y reconstruir su cuenta de resultados. La petrolera española dispone en caja de entre 12.000 y 14.000 millones de euros para gastar sin necesidad incluso de echar mano de la participación que tiene en Gas Natural. Y eso le da mucha tranquilidad para ver el panorama con más calma.
La compañía analizó en su momento los libros de la petrolera Talisman Energy, empresa canadiense, como una de las probables opciones para entrar en el capital cuyo valor de mercado superaba antes del verano los 10.000 millones de dólares, unos 7.500 millones de euros, pero el proyecto posteriormente se abortó. Talisman Energy, con la sede en Calgari (Canadá), cumplía en principio con los requisitos que Repsol busca: actividad en exploración, desarrollo y producción de crudo e incluso gas natural. En cambio, contaba con un problema, la situación financiera de la empresa -uno de los accionistas es el multimillonario Carl Icahn- es complicada debido a su elevada deuda, una de las razones por las que la petrolera española acabó desistiendo de la operación.
Cuando los directivos se han pronunciado sobre los proyectos que están analizando, siempre han expresado que las adquisiciones deberán estar en el entorno de los países de la OCDE, es decir países que no planteen problemas geopolíticos como lo vivido con la argentina YPF. En el propio Plan estratégico 2012-2016, se deja claro que la compañía apuesta por un alto crecimiento del negocio upstream, tanto en producción como en reservas, pero especifica que será en países de la OCDE. El actual programa estratégico prevía además unas inversiones totales de 19.100 millones de euros, de los cuales 14.700 millones serían para desarrollos futuros en upstream y 3.700 millones para downstream.
Reequilibrar el negocio
De lo que no hay duda es que, tras la salida forzada de YPF y la venta del negocio del gas natural licuado a la multinacional angloholandesa Shell, la petrolera española está obligada a adquirir activos que le permitan reconstruir su cuenta de resultados.
Lo más urgente, según los analistas, es ampliar su campo de exploración y producción, un área donde la petrolera ha quedado más debilitada, es decir fortalecer su porfolio en producción y exploración, tal y como lo ha reconocido el propio Brufau.
Otra de las condiciones impuestas es que la inversión que realicen genere beneficios inmediatos y que aporte valor a la cuenta de resultados. La idea que está encima de la mesa es que, como mínimo las inversiones que ejecuten generen una rentabilidad mínima anual del 8%, por lo que está resultando complicado encontrar una operación que cumpla con estos dos requisitos: estabilidad política del país y que aporte cash desde el primer momento que se cierre la operación. Lo que ahora hay mismo claro es que la tormenta le puede ser propicia a Repsol para lanzar sus redes.