El Gobierno boliviano defendió hoy que en el año 2015 obtuvo "resultados palpables, muy positivos" en el sector de los hidrocarburos a pesar de la caída de los precios del petróleo, que sirven como indicador para fijar los precios del gas que el país andino exporta, principalmente a Brasil y Argentina.
"La desfavorable coyuntura mundial no ha influido de manera sustancial en los proyectos hidrocarburíferos en Bolivia, porque supimos asumir medidas políticas que hicieron frente a esta situación", sostuvo el ministro boliviano de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez, en un comunicado.
Sánchez destacó como uno de los principales logros de este año la apertura de nuevos mercados para el gas boliviano y mencionó una inminente asociación con la empresa peruana Petroperú para la distribución de Gas Licuado de Petróleo (GLP) en ciudades del sur de ese país.
También mencionó que la petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha concurrido a una licitación para construir redes de gas en Perú "y también hay negociaciones" similares en Paraguay.
Sobre Brasil, recordó que se han dado los primeros pasos para negociar la ampliación del contrato de venta de gas a ese país a partir de 2019.
En materia de reservas, Sánchez destacó que los hallazgos producidos en varios campos gasíferos este año suman unos 1,5 trillones de pies cúbicos.
La última certificación internacional de reservas probadas en Bolivia, que data de 2014, estableció que el país tiene 10,45 millones de pies cúbicos de gas natural, que al ritmo actual de consumo alcanzarían hasta el año 2023.
Otros de los hitos que mencionó el ministro fueron la puesta en marcha de la planta separadora de líquidos "Carlos Villegas" en Gran Chaco y el avance en la construcción de la planta de amoniaco y urea, que permitirá al país autoabastecerse de fertilizantes.
A pesar de los logros enumerados por Sánchez, Bolivia sí se ha visto afectada por la crisis de los precios del crudo, al ser las ventas de gas el principal soporte de la economía del país.
El presidente boliviano, Evo Morales, reconoció en octubre que el Estado dejará de ingresar más de 3.000 millones de dólares por la caída de los precios del petróleo y los de los minerales.