Carrlos Linares es intendente de Comodoro Rivadavia, una localidad que define su estado de ánimo según la cotización internacional del petróleo. En los últimos diez días participó de una maratón de reuniones. Estuvo con los ministros Jorge Triaca (Trabajo) y Juan José Aranguren (Energía y Minería), con el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, tuvo un contacto casi permanente con el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, casi convivió con los sindicalistas de su provincia y se vio las caras cuatro veces con Carlos Bulgheroni (dos la semana pasada y dos ésta), uno de los dueños de Bridas junto a su hermano Alejandro y la empresa china Cnooc, que a su vez tiene parte de Pan American Energy (PAE), la mayor petrolera privada del país.
También se reunió con Carlos Ormachea, el CEO de Tecpetrol, de la familia Rocca. A todos los encuentros fue con el mismo planteo: por la combinación de precios bajos del petróleo en el mundo y las características de la producción de Comodoro, orientada a la exportación, el negocio pierde rentabilidad y hay riesgo inminente de que las empresas disminuyan las inversiones, algo que derivaría en conflictividad social.
Das Neves les transmitió la misma inquietud a Aranguren y al ministro del Interior, Rogelio Frigerio. En la práctica, se trata de una preocupación que está instalada en todos los eslabones de la cadena petrolera. El lunes pasado el Gobierno acordó con las empresas una rebaja del 10% en el precio local del petróleo y al mismo tiempo avaló una suba del 6% en los combustibles para moderar los efectos de la devaluación en los surtidores. Así, el barril del denominado Medanito, de Neuquén, bajó hasta los U$S 63,50, mientras que el Escalante se ubicó en torno a los U$S 54,9. Ese crudo, que se produce en Chubut, se denomina pesado, de menor calidad. Y se exporta, por lo que recibe los precios internacionales menos una penalización. Así, las empresas productoras, como PAE, Tecpetrol, Sipetrol y Capsa reciben, según Linares, unos U$S 25 por barril, por debajo del costo de producción. El resultado de esa ecuación está anunciado: "Hoy no conviene sacar ese petróleo que va afuera. PAE me dijo que está pensando en una reducción de 2500 empleados si no se encuentra una salida a esta situación. No va a cerrar Cerro Dragón de ninguna manera, pero va a haber menos actividad para reducir la exportación", aseguró a La Nación.
Cerro Dragón es el mayor yacimiento petrolero del país. Emplea a unos 15.000 operarios, una cifra significativa para un entorno urbano de 300.000 personas. Vender fuera del país casi un 35% de su producción. Pero es la cuenta de Tecpetrol, que comercializa fronteras afuera casi la totalidad de la producción.
A fines del año pasado la petrolera informó que tenía previsto bajar dos equipos, como se denomina en el mundo petrolero a las máquinas de perforación. Eso implica desvincular a unos 400 trabajadores. Triaca actuó rápido: pese a que no había despidos ni suspensiones, dictó la conciliación obligatoria, que está por vencer. La empresa reconoce que su situación es delicada.
El martes pasado Aranguren abrió la puerta a un posible salvataje del negocio. En declaraciones a Radio Mitre, sostuvo: "Las provincias donde el volumen de petróleo que se exporta es importante están sometidas a una situación difícil por cuanto encuentran un precio que está muy por debajo del precio local. Con lo cual, muy probablemente no puedan lograr cubrir sus costos de producción. Y eso es algo que también en discusión con la provincia, con los sindicatos, con las empresas y el gobierno nacional tenemos que salir a encontrar una solución de equilibrio".
Sus palabras, sin embargo, no apaciguaron los ánimos. "Durante 10 años, cuando el petróleo costaba 100, el Gobierno [de Cristina Kirchner] cobró retenciones. Ahora que bajó, es lógico que pongas algo", criticó Jorge Ávila, titular del sindicato petrolero de Chubut a La Nación. Descartó eximir a la administración de Mauricio Macri por el sistema de gravámenes que había impuesto el kirchnerismo. Y sostuvo que se entiende mejor con Triaca y Monzó, con quienes se reunió también la semana pasada junto su par del sindicato de jerárquicos, José Lludgar.
El lunes próximo habrá un plenario en Rawson del que participarán Das Neves, Linares, los gremios y las empresas petroleras. El sindicato propuso dos alternativas para paliar la crisis: que las refinadoras locales compren más petróleo de exportación para mejorar los ingresos de las petroleras o que las petroleras con actividad en otras provincias armen una especie de pool que ceda un dólar por cada barril que se produce para dárselo a las empresa que extraen crudo en Chubut. En ambos casos se trata de iniciativas polémicas que sufren cuestionamientos del sector.