Las multinacionales del petróleo y del gas ven con buenos ojos el fin de las sanciones contra Irán, que les permitirá invertir en este país rico en recursos energéticos, pero se muestran prudentes por las horas bajas que vive el mercado del crudo.
Irán dispone de las cuartas reservas de petróleo en el mundo y las segundas reservas mundiales de gas natural.
Con el levantamiento progresivo de las sanciones, el país está llamado a desempeñar un papel determinante en el mercado energético y espera aumentar rápidamente su producción actual ?2,8 millones de barriles diarios? en entre 600.000 y un millón de barriles más. Para finales de 2016 espera producir 4,2 millones.
No obstante esto podría provocar una nueva caída de los precios del crudo, ya debilitados en un mercado con excedente de producción y una demanda débil. La República Islámica extrae además 600 millones de m3 de gas diarios, casi la totalidad para su consumo interno.
Cuando las sanciones sean levantadas, "el riesgo político desaparecerá pero quedará un punto decisivo para los inversores extranjeros: el atractivo económico, ligado con los nuevos contratos tipo", explicó recientemente a la AFP Francis Perrin, presidente de Estrategias y Políticas Energéticas, con sede en París.
En total, Irán espera captar 25.000 millones de dólares en inversiones petroleras y de gas gracias a un contrato tipo más atractivo, cuyas líneas generales fueron presentadas en noviembre pasado.
"Es el elemento clave, sobre todo en un contexto difícil para la industria petrolera, con la caída vertiginosa de los precios del petróleo", explica Perrin. Las empresas condicionan actualmente sus inversiones a ambiciosos criterios de rentabilidad.
"Examinaremos las oportunidades en gas, petróleo, petroquímica y distribución de carburantes, pero todo ello estará sujeto a unas buenas condiciones contractuales", advirtió el presidente de la francesa Total (Swiss: FP.SW - noticias) , Patrick Pouyanné.
- Los europeos, con ventaja -
El nuevo contrato tipo permitirá a las empresas extranjeras participar en la fase de producción y no sólo en la de exploración, como hasta ahora, aunque en el marco de coempresas controladas en un 51% por un socio iraní.
En el antiguo sistema, llamado Buy-Back, una compañía extranjera ponía a punto un campo petrolero o de gas y cedía la fase de producción a una iraní. Luego era retribuida gracias a esa producción.
Según Perrin, los bajos precios del crudo podrían incitar a las grandes multinacionales a endurecer su posición en las negociaciones, pese a que los interlocutores iraníes son conocidos por su firmeza y su defensa vehemente de los intereses nacionales, si bien ahora también se muestran deseosos de acelerar el desarrollo de sus infraestructuras energéticas.
"Estamos en una fase delicada, marcada por bastantes incertidumbres. Además es un tema sensible políticamente. Las compañías se muestran discretas respecto a Irán, para no enojar a otros países de Oriente Medio", dice este experto.
Riad y sus aliados sunitas rompieron este mes sus relaciones diplomáticas ?o las redujeron? con este país chiita a raíz de la ejecución de un clérigo chiita en Arabia Saudita.
En esta compleja ecuación, los grandes grupos europeos disfrutan de una posición ventajosa, sobre todo Total y la italiana ENI (NYSE: E - noticias) , que mantuvieron una representación en el país durante toda la duración de las sanciones. La anglo-holandesa Shell (Londres: RDSB.L - noticias) también dejó un buen recuerdo, según Perrin.
EEUU, que no ha mantenido relaciones diplomáticas con la República Islámica desde hace más de 35 años, tiene desventaja.
Perrin considera que las empresas asiáticas y rusas ocuparán también su lugar pero que para algunos "proyectos juzgados particularmente importantes, estratégicos y complejos, Irán estará tentado de privilegiar las europeas, por su experiencia".
Para las compañías rusas, lo que está en juego es todavía más importante, puesto que la llegada de una nueva oferta de gas y petróleo en el mercado mundial supondrá una competencia directa.