Las experiencias offshore más fuertes estuvieron a cargo de YPF en las décadas del setenta y ochenta. Pero la crisis pesquera movilizó a empresarios, trabajadores y políticos para evitar las tareas de exploración, en especial las sísmicas 3D en las costas de la Cuenca del Golfo San Jorge, entre Comodoro Rivadavia en Chubut y Caleta Olivia en Santa Cruz.
La reforma de la Ley Nacional de Hidrocarburos, luego de un largo debate en 2014 entre el gobierno y las provincias, determinó que un buen número de áreas offshore deberían ser relicitadas. Estaban en manos de ENARSA, una empresa estatal creada en tiempos de Néstor Kirchner, pero no cumplió completamente con sus objetivos de producción hidrocarburífera en el mar -además utilizaba la modalidad “carry” para sus contratos-, por lo que estuvo abocada casi en exclusiva a la importación de gas y combustibles.
ENARSA, justamente, estuvo involucrada en la exploración de 2008. Ese año fue una vuelta de esperanza para el petróleo que está bajo el mar. La Jack Up Ocean Scepter llegó y rotó entre varias empresas, pasó por la Cuenca del Golfo San Jorge monitoreada por la YPF de Repsol y terminó sus operaciones en la Cuenca Austral bajo la órbita de ENAP Sipetrol.
La Ocean Scepter se caracterizaba por tener un largo de 74 metros, altura de casco de 7,6 metros, altura de patas de 148 metros máximo y máxima profundidad de agua de 106 metros y 6 metros respectivamente, para 15.600 toneladas, capacidad de perforación de 10.600 metros y para una tripulación de 100 personas.
Corría aquel 2008 e YPF ponía en marcha el Proyecto Aurora, frente a Comodoro Rivadavia. Ahí estaba la Ocean Scepter en su primera incursión en el mar argentino. “Debe quedar en claro que hoy estamos en una etapa muy preliminar del offshore y no podemos decir en principio que esto va a ser un boom petrolero”, decía el geólogo Ricardo Clavijo, al comentar el proyecto en El Patagónico, en la edición del 24 de octubre de 2008.
“De hecho, será muy difícil que los proyectos alcancen el rango de lo económico y si fuera de esa manera, el desarrollo vendrá luego de un largo período de evaluación”, agregaba. Clavijo, fallecido en enero de este año y reivindicada su trayectoria en las Jornadas Geológicas de la Cuenca del Golfo San Jorge en abril.
Lamentablemente, y meses después del gran despliegue de tecnología, el petróleo encontrado en el lecho marino no respondía a los cánones de calidad que necesitaba YPF. El crudo tenía una rentabilidad cuya extracción iría a pérdida. Para esta nueva etapa, la tecnología está más avanzada y los costos algo más reducidos, junto a la experiencia de Statoil en el rubro. Con esos indicadores se esperanzan en la Torre Madero.