López Anadón planteó además otra dificultad estructural que hay en el país para producir hidrocarburos. "Los costos laborales son muy rígidos, difíciles de mover y con ineficiencias en la mano de obra, algo que no existe en ninguna otra parte del mundo", argumentó.
En ese contexto, consideró como un "buen aporte" al acuerdo sobre productividad en Vaca Muerta suscrito hace unos meses entre el gobierno nacional, las provincias petroleras, los empresarios y los sindicatos. "La industria está contenta", aseguró.
Los cambios más importantes del acuerdo apuntaron a la eliminación de las denominadas "horas taxi", la reducción de la cantidad mínima de operarios por pozo, la incorporación de tareas nocturnas, y la inclusión de criterios generales para lograr más eficiencia y productividad en la operación.
López Anadón, que se graduó en la Universidad de Buenos Aires en las carreras de Ingeniería Industrial y de Petróleo, coincidió con la visión que expresaron desde distintos sectores de la industria en relación a Vaca Muerta.
Es un buen inicio, está en la dirección correcta y da una pauta para compañías nacionales o extranjeras para mejorar la eficiencia en las operaciones petroleras”
ERNESTO LÓPEZ ANADÓN, PRESIDENTE DE IAPG
"Es un buen inicio, está en la dirección correcta y da una pauta para compañías nacionales o extranjeras para mejorar la eficiencia en las operaciones petroleras", señaló.
En ese sentido, el directivo valoró la postura del senador y líder del sindicato de Petroleros Privados de Neuquén, Guillermo Pereyra, de respaldar el convenio, dado que vio "que es mejor tener trabajo, avanzar, ser parte del proceso de cambio y no aferrarse a una vieja idea".
"Lo que está haciendo el sindicato es abrir las puertas para que haya más trabajo", resumió Lopez Anadón, con pasado laboral en Repsol-YPF, Astra, Hughes Tool Co, Mega, Metrogas, Refinor y Pluspetrol Energy.
De todos modos, opinó que "hay cosas para mejorar" en referencia a que el gremio "debería tomar cartas en el asunto por temas muy importantes como el ausentismo, el alcoholismo y la drogadicción" que afecta a trabajadores del sector.
"Esos temas generan problemas y hay que encararlos entre todos. Aparte del drama social, afecta la eficiencia en las operaciones", agregó.
Las cifras de un reciente informe de Responsabilidad Social Empresaria que realizó el IAPG demostró que "casi todas las empresas incorporaron políticas" de prevención del abuso de alcohol y drogas.
Según ese informe, "el 64%" de las compañías desarrolló campañas de "concientización" sobre alcoholismo, mientras que "el 54%" puso en marcha medidas de control".
López Anadón se refirió a otro de los ejes centrales, y al mismo tiempo polémico, que se debería analizar con vistas al futuro de la actividad: la incorporación de "equipos más modernos y automatizados" que podrían impactar directamente en la mano de obra.
"No es un problema sólo de Argentina, es un drama que está encarando toda la humanidad", puntualizó en alusión al avance de la tecnología en los procesos de producción de la mayoría de las industrias.
"El drama -dijo López Anadón- es la enorme oposición a que se automatice todo.Argentina va a quedar antediluviana porque estará operando a unos costos altísimos cuando lo podría hacer por mucho menos, como hace el reto del mundo".
"Las generaciones que vienen van a tener que empezar a pensar en eso. La automatización de los procesos, la robotización y todos los avances tecnológicos, que tienden a que la mano de obra sea menor", advirtió.
Acerca de las perspectivas del sector petrolero para los próximos años, consideró que "todo parece indicar que vamos a tener una temporada prolongada de precios bajos; se habla de un barril de petróleo en torno de los u$s 60".
"La industria internacional se va acomodando a esos precios y trata de bajar los costos" de las operaciones para sostener o, eventualmente, aumentar el nivel de actividad. "Argentina está en la misma línea", subrayó.
Explicó que la situación en el país es "más compleja" porque el petróleo "no tiene barreras arancelarias: nosotros compramos servicios y materiales a precios internacionales".
Esa situación empujó a las compañías a "bajar los costos para ser más competitivas: eso es difícil, pero algunas lo están logrando", dijo.
En este sentido, mencionó el caso de YPF, que logró reducir los costos de perforación de los pozos y se acercó a los u$s 8 millones, cuando las primeras experiencias se ubicaron en torno de los u$s 12 ó u$s 13 y hasta u$s 15 millones.
En relación con los resultados económico-financieros de las empresas que operan en el país, consignó que "hubo recesión petrolera, precios bajos, caída y eso afectó la actividad: el cimbronazo vino y algunas compañías achicaron las inversiones".
"A estos precios bajos se mueren una serie de proyectos, pero las empresas buscan la fórmula para hacerlos o empezar otros", aseguró López Anadón, para quien las compañías "viven de incorporar reservas para no comprometer su patrimonio".
"Por eso buscan mejorar la recuperación secundaria, la productividad de los pozos, y mirar áreas en los propios yacimientos que no estaban conectadas", puntualizó.