Repsol y el resto de las grandes petroleras europeas han superado un punto de inflexión tras tres años de declive por el desplome de los precios del petróleo, que en el caso de la española coincidió con una adquisición de calado que incrementó notablemente su pasivo.
La compañía participada por La Caixa dijo que el beneficio ajustado CCS se incrementó un 44 por ciento a 496 millones de euros, frente a los 422 millones de euros estimados por los analistas de un sondeo de Reuters. Esta vez, el principal impulsor del resultado fue la división de upstream (exploración y producción), cuyo beneficio ajustado saltó un 150 por ciento.
Sin embargo, el director financiero Miguel Martínez dijo a los analistas que la compañía seguirá trabajando en la captura de sinergias y la contención de costes.
En este contexto, Repsol ha ajustado la previsión de inversiones para el grupo en 2017 a una horquilla de 3.200-3.600 millones de euros (antes fijada en 3.600 millones), de los cuales unos 650 millones de dólares irán a exploración.
En el negocio de refino, su colchón durante la crisis de precios del crudo, el beneficio ajustado cayó un 13,5 por ciento por las paradas de mantenimiento en refinerías y una caída del margen.
En términos secuenciales, la foto de los resultados resultó algo más borrosa al caer el beneficio ajustado un 21 por ciento trimestral respecto al primer cuarto del año por la caída del Brent (-9%) y un margen de refino más bajo.
Las acciones de Repsol acabaron la sesión del jueves con un incremento del 0,7 por ciento, en un mercado levemente alcista.
Deuda Es aúN Prioridad, Pero Cierra CapíTulo Desinversor
Durante la teleconferencia con analistas, Martínez insistió en que uno de los objetivos principales del grupo es conseguir un rating crediticio de "BBB" con perspectiva estable y que no se implementarían cambios en la política de dividendo hasta conseguir este hito.
Sin embargo, descartó seguir vendiendo activos después de haber soltado lastre por cerca de 5.000 millones de euros desde que lanzó su plan estratégico en 2015.
"Estamos alcanzando un nivel (de deuda) en el que S&P podría reconocernos un rating de 'BBB'", dijo.
Después de ver amenazada la calificación tras la compra de Talisman en pleno desplome del crudo, la agencia Standard and Poor's dio otro respiro a la petrolera este martes al situar con perspectiva "positiva" el actual rating de "BBB-".
Entre enero y junio, Repsol recortó la deuda en cerca de 900 millones de euros a 7.477 millones y dijo que esperaba que al final de año se sitúe por debajo de los 7.000 millones.
Estos volúmenes quedan lejos de los más de 12.000 millones que llegó acumular tras adquirir la petrolera canadiense en 2014.