Los líquidos levantados artificialmente requieren de un monitoreo continuo para asegurar una operación correcta dentro de las limitaciones de presión y temperatura de los equipos de bombeo, y para no superar las limitaciones de reducción de nivel en el pozo mismo.
A medida que cambian las condiciones del pozo durante las operaciones, se debe monitorear y ajustar estrictamente la respuesta del ALS para mantener el equipo dentro del marco operacional. A medida también que avanza la tecnología y la cantidad de pozos, el volumen de datos generados crece a una velocidad sin precedentes. Se dificulta el análisis detallado de pozos problemáticos, y con los sistemas que transmiten los datos de forma permanente, se ha multiplicado la carga de trabajo del operador. Esto compromete la capacidad de gerenciar reservorios pozo por pozo. Bajo presión, y debido a las altas exigencias de una cantidad en aumento de pozos, pueden quedar limitados los recursos para administrarlos.