La oficina del presidente de YPF, Miguel Galuccio, da al Río de la Plata, pero si de buscar petróleo en el agua se trata, su mirada está puesta en el Atlántico. Y embarcó a la presidenta Cristina Kirchner y al ministro de Economía, Axel Kicillof, en la misma dirección.

El Gobierno tiene definido algunos de los pasos que dará en materia petrolera tan pronto se sancione la nueva ley, que la semana pasada tuvo media sanción del Senado. Entre ellos, está el lanzamiento de una licitación internacional para atraer inversores a la búsqueda de hidrocarburos en la plataforma continental argentina, confirmaron dos fuentes oficiales.

La convocatoria se realizará en la primera mitad del año que viene, de acuerdo con el calendario tentativo que maneja el Gobierno. Primero, las provincias y la Casa Rosada deberán acordar un pliego común para licitar concesiones en tierra. Luego, la Secretaría de Energía, a cargo de Mariana Matranga, tomará ese trabajo como inspiración para confeccionar los pliegos que se utilizarán para convocar empresas a la búsqueda en el mar.

Se trata de un viejo anhelo del kirchnerismo, que estuvo dormido durante la última década. En 2004, la ley de creación de Enarsa, la compañía de energía que concibió el ex presidente Néstor Kirchner por sugerencia de Guillermo Moreno para meter un pie en el negocio energético, le otorgó "la titularidad de los permisos de exploración y de las concesiones de explotación sobre la totalidad de las áreas marítimas nacionales" en las que no se habían otorgado permisos de ese tipo. Es decir, todo el mar argentino.

La empresa, que respondía al ministro de Planificación, Julio De Vido, intentó asociarse con otras, pero sin hacerse cargo de las inversiones en la parte de exploración. El resultado fue malo: sólo YPF, durante la gestión de la familia Eskenazi, realizó una inversión importante, por encima de los 100 millones de dólares, para buscar recursos de hidrocarburos frente a las costas de Comodoro Rivadavia, en Chubut, con resultados desalentadores.

Enarsa ensayó otras asociaciones con la propia YPF, con Petrobras y con Ancap (la estatal de Uruguay), que tampoco tuvieron trascendencia. Y anunció la realización de licitaciones internacionales que no atrajeron a los inversores.

Galuccio tomó nota del tema y lo incluyó en el proyecto de ley que redactó su equipo en conjunto con Carlos Zannini y la intervención de los gobernadores. No sólo colocó la plataforma continental en manos de Energía (en el organigrama responde a Planificación, pero en la práctica a Kicillof), sino que también promovió un beneficio para los proyectos en el mar. Contempla que un 60% de la producción de los proyectos marítimos se comercialice a precios internacionales (algo que no ocurre hoy en el país para la producción de crudo y de gas) y cuyo pago se pueda convertir en dólares. Una promoción sustancial en un contexto de cepo cambiario y restricción para el giro de divisas.

PROMESA BAJO EL AGUA

YPF, al igual que otras empresas, cree que más allá de la línea de la costa en la región patagónica se extienden las formaciones que están en tierra y alojan ingentes recursos de petróleo y de gas.

El propio Galuccio inició contactos con empresas para tentarlas con el mar argentino. Hace meses se reunió en Nueva York con Rex Tillerson, CEO de la norteamericana ExxonMobil, la mayor petrolera privada del planeta. Ambos hablaron de estudiar alternativas en conjunto en el mar que llega a las costas de la provincia de Buenos Aires. El equipo de Galuccio continuó las discusiones con el de ExxonMobil, que tiene proyectos incipientes para producir petróleo en Neuquén. La semana pasada, Galuccio recibió en Buenos Aires a Mark Albers, vicepresidente senior de la empresa.

Aunque el objetivo principal es avanzar en una sociedad en Vaca Muerta, los equipos de ambas petroleras estudian alternativas en la denominada cuenca Colorado Marina en búsqueda de la continuación de la estructura geológica que encontraron en Uruguay.

El año pasado, YPF comenzó la confección de un mapa de tres dimensiones del subsuelo debajo del lecho marino uruguayo a partir de la compra de sísmica 3D, como se la conoce en el mundo petrolero. El proyecto se llama Uruguay 3 y abarca una superficie cercana a los 2000 kilómetros cuadrados a 330 kilómetros de la costa de Montevideo. La información que se recabó está ahora bajo análisis.

YPF también mantuvo diálogos con la filial local de la francesa Total para avanzar en proyectos offshore.

LA REACTIVACIÓN DEL OFF SHORE

Todo para uno

En 2004, el Congreso sancionó la ley de creación de Enarsa, la empresa estatal de energía, a la que se le otorgó la titularidad sobre los derechos de exploración petrolera en el mar.

Intentos frustrados

Enarsa intentó en varias ocasiones atraer inversores, pero no tuvo éxito. En parte, porque pedía una participación en el proyecto sin comprometer inversiones en la etapa de riesgo.

Cambio de rumbo

Galuccio y Kicillof creen que en la plataforma continental puede haber petróleo y gas. Por eso llamarán a una licitación.