Según fuentes allegadas al conflicto consultadas por El Cronista, la presión pasa por la aplicación de productividad. Tras firmar las paritarias a principios de mes, los gremios del sector acordaron con las cámaras empresarias en el Ministerio de Trabajo un aumento del 30% y un adicional de $ 20.000.
Sin embargo, el pacto estuvo atado a una reestructuración productiva que incluyó un plan de acción que permitiera hacer sustentable la industria. Los temas que se comprometieron a tratar fueron diagramas de trabajo en equipos de torre (con turnos 8 horas); forma de pago de las horas suplementarias en servicios especiales (solo las efectivamente trabajadas) y redimensionamiento de los planteles de las compañías.
"No está previsto que los trabajadores sean despedidos por la baja de equipos pero los gremios no quieren aceptar la disminución de salarios por la reducción de jornadas a turnos de 8 horas desde las 12 que actualmente trabajan en los equipos de perforación. Si se reduce la jornada, habría 3 turnos y permitiría absorber a aquellos que, de otra manera, se irían a sus casas por discontinuidad de equipos. Pero quieren seguir cobrando lo mismo que si trabajaran 12 horas", comentó una fuente.
En declaraciones a la prensa local, el líder del sindicato de petroleros privados de Chubut, Jorge Ávila, reconoció que "no hay una negativa respecto de la jornada laboral de 8 horas, siempre y cuando no se modifiquen los salarios. Queremos los sueldos garantizados como hasta el día de la fecha".