El CFO de la compañía, Daniel González, admitió que ese circuito financiero ya no tiene sentido. “Las amenazas que nos llevaron a crear esas empresas hoy ya no están”, señaló el ejecutivo, que fue quien firmó el contrato con Chevron. Se refiere a la posibilidad de que los fondos buitres embarguen cuentas de YPF o un eventual reclamo de Repsol tras la expropiación.
El megajuicio que el Estado ecuatoriano inició contra Chevron por la contaminación heredada de Texaco –firma absorbida por la petrolera– también cambió de instancia. Si bien sigue vigente, la posibilidad de que algún tribunal embargue activos de la empresa en Argentina se redujeron tras la definición de la Corte Suprema sobre el tema. Aunque en YPF señalan que el máximo tribunal aún no definió la cuestión de fondo.
El denominado Proyect of Investment and Agreement (PIA) otorga dos posibilidades directas para esa disolución. Por un lado la subsidiaria de Chevron, que firmó el acuerdo (Chevron Overseas Finance I Limited), puede convertir sus desembolsos en acciones de YPF Shale Oil Holding, radicada en Bermudas, y de este modo quedarse directamente con su parte del paquete.
La otra posibilidad es la revisión del acuerdo financiero en 2020, fecha que también esta estipulada y que podría hacer “colapsar”, en palabras del VP de asuntos legales, Germán Lahore- toda la ingeniería.
Más allá de las cuatro empresas extranjeras y una argentina utilizadas para blindar el dinero de Chevron, lo curioso del acuerdo es que todo el manejo del dinero queda en manos de YPF. La petrolera nacional ejerce una suerte de tutela sobre las sociedades en las que Chevron deposita el dinero.
En principio, y según la información que se conoció, no existe irregularidad en esta ingeniería financiera. Sin embargo, la constitución de empresas afuera del país alimenta la posibilidad de manejos irregulares de fondos.
Antes esta posibilidad, en YPF responden dos cuestiones. Primero, que las offshore no tienen cuentas bancarias, y por allí no pasa un solo dólar. Luego, que las dos compañías en Delaware no tienen cuentas a nombre de ejecutivos, sino de la empresa. Aseguran que los directivos que aparecen son los mismos que los de YPF porque así debe constituirse el órgano empresario de una subsidiaria.
También aclararon que el nuevo directorio auditó el contrato y las empresas vinculadas.
El esquema para entrar el dinero incluye dos empresas en Uruguay
y Bermudas, otras
dos en Delaware y una quinta radicada en Argentina.
“Las amenazas que nos llevaron a crear esas empresas –los posibles embargos de los holdouts o Repsol– hoy ya no están”,
explicó Daniel González, CFO de la empresa y firmante del contrato.