Si cae más, como parece que ocurrirá, las consecuencias geopolíticas de algunos países productores de petróleo podrían ser dramáticas, advierte Martin Feldstein, profesor de economía en la Universidad de Harvard, en su texto The Geopolitical Impact of Cheap Oil, publicado en el portal Project Sindicate.
El precio del petróleo, en cualquier momento, depende de las expectativas en torno del abastecimiento futuro y la demanda de los participantes del mercado. El papel que juegan las expectativas hace que este mercado sea muy diferente de la mayoría. En el mercado de los vegetales frescos, por ejemplo, los precios deben equilibrar el abastecimiento y la demanda, de acuerdo con la cosecha. En contraste, los productores de petróleo pueden reducir el abastecimiento si tiene expectativa de que los precios aumenten posteriormente o pueden aumentar la cantidad de hidrocarburo que venden si creen que el precio puede caer.
Las compañías de petróleo en el mundo pueden mantener el abastecimiento bajo sólo reduciendo la cantidad de petróleo que extraen del subsuelo. Los productores también pueden reducir el abastecimiento manteniendo la producción almacenada. En contrasentido, pueden manar más crudo al mercado aumentando la producción o aliviando sus inventarios.
Las expectativas del mercado se reflejan en el precio, que parece indicar que decrecerá la demanda futura al mismo tiempo que aumentará el abastecimiento. La poca demanda es indicativo de que hay debilidad en la actividad económica, particularmente en Europa y en China, y, más importante, refleja el cambio en la tecnología, que aumenta el uso de carros que gastan menos gasolina y la inducción a utilizar energía solar o de cualquier fuente diferente que el petróleo.
El aumento en el potencial abastecimiento del petróleo refleja el nuevo interés por el fracking, además del desarrollo de las arenas bituminosas de Canadá, y la reciente decisión de México de permitir a las compañías petroleras extranjeras desarrollar fuentes de energía en el país.
Estos cambios en la oferta y la demanda sugieren que el precio futuro del petróleo será inferior a los esperados por los participantes de la industria hasta hace apenas unos meses. Algunos de los recientes cambios en la demanda prevista y la oferta se podrían haber previsto, advierte Feldstein. Pero no hay manera de saber cuándo las actitudes y expectativas cambiarán. La volatilidad histórica de los precios del petróleo refleja estos cambios psicológicos, así como los cambios en la realidad objetiva.
El precio del petróleo, explica el autor, también está vinculado a tipos de interés futuros. Específicamente, los productores de petróleo tienen una opción de inversión: pueden aumentar la producción ahora, vendiendo el petróleo adicional al precio de hoy e invertir las ganancias a la tasa de interés a largo plazo existente, o pueden dejar el petróleo en su fuente como una inversión.
Una baja tasa de interés estimula a los productores a dejar el petróleo bajo tierra. Cuando las tasas de interés anormalmente bajas de los bonos a largo plazo aumenten en los próximos años, será más atractivo para los productores aumentar el suministro de petróleo e invertir los ingresos obtenidos en la tasa más alta.
El bajo precio del petróleo es una buena noticia para la economía de Estados Unidos, afirma el profesor de economía, ya que implica mayores ingresos reales de los consumidores estadounidenses. Dentro de EU, el precio bajo está transfiriendo ingresos reales para los hogares, porque los hogares gastan una mayor proporción de sus ingresos en productos petroleros. Por la misma razón, el precio más bajo también da un impulso a la demanda agregada en Europa, Asia y otras regiones importadoras de petróleo.
Los grandes perdedores con la caída de los precios del petróleo son los países que no son amigos de Estados Unidos, afirma Feldstein, y sus aliados, como Venezuela, Irán y Rusia. Estos países dependen en gran medida de los ingresos del petróleo para apoyar el gasto de sus gobiernos - en especial los programas de transferencias masivas. Incluso si el precio del petróleo por barril quedara en 75 u 80 dólares, estos gobiernos tendrán dificultades para financiar los programas populistas que necesitan para mantener el apoyo público.
Aunque Arabia Saudita y varios de los países del Golfo también son grandes exportadores de petróleo, se diferencian de otros productores de dos maneras importantes. En primer lugar, el costo de la extracción de petróleo es extremadamente bajo, lo que significa que van a ser capaces de producir de manera rentable al precio actual o incluso a un precio mucho más bajo. En segundo lugar, sus enormes reservas financieras les permiten financiar sus actividades nacionales e internacionales durante un periodo prolongado, ya que buscan transformar sus economías para reducir su dependencia de los ingresos petroleros.
Un descenso en el precio del petróleo podría tener importantes repercusiones geopolíticas. Un precio de 60 dólares por barril crearía graves problemas a Rusia en particular. El presidente Vladimir Putin ya no sería capaz de mantener los programas de transferencias que actualmente sustentan su apoyo popular. Habría consecuencias similares en Irán y Venezuela.
No está claro si los regímenes actuales de estos países podrían sobrevivir a una disminución sustancial y sostenida futuro de los precios del petróleo. Por el contrario, es obvio que los países importadores de petróleo se beneficiarían en gran medida - como ya lo son.