El bajo precio del petróleo presiona a los países extractores y a la industria petrolera, una situación muy similar a la de 1986, según los expertos de la consultora Roland Berger.
Los pronósticos de precios de los países extractores de petróleo son cada vez menos fiables, dice el estudio publicado hoy.
Para 2015, estos países preveían un precio medio del barril de crudo de 95 dólares, cuando en realidad el precio medio se ha situado en 49 dólares por barril.
"La combinación de un aumento de la extracción de petróleo de esquisto en EEUU y el estancamiento de la demanda mundial creó un exceso de demanda y de este modo unos precios del crudo demasiado bajos", según Walter Pfeiffer, socio de Roland Berger.
Pfeiffer añade que en los pronósticos de los países extractores tienen mucha importancia factores políticos, porque los gobiernos utilizan esos pronósticos como instrumento y por ello calculan al alza.
"Si los países extractores predicen un precio del petróleo más bajo, deberían recortar los presupuestos nacionales. No es fácil de explicar a los ciudadanos, pero después de que el precio del petróleo ha alcanzado un mínimo desde hace trece años, los recortes presupuestarios son inevitables y más fáciles de justificar", según Pfeiffer.
La situación actual de los precios del petróleo muestra similitud con la de 1986, aunque entonces el precio era muy bajo porque los países productores de la OPEP llenaron el mercado de crudo y crearon un exceso de oferta con el objetivo de ganar cuota de mercado de Rusia, según Roland Berger.
Hoy en día, algunos países como Arabia Saudí han decidido mantener las cuotas de extracción para no perder cuota de mercado en EEUU.
"Un exceso de oferta a corto plazo no tiene, en general, efectos en el precio del petróleo, pero entre tanto se extrae un excedente diario de 1,8 millones de barriles desde hace 17 meses", dijo Pfeiffer.
Muchos países extractores se han tenido que preparar para sobrevivir con precios inferiores a 40 dólares por barril y de este modo, por ejemplo, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí han reducido notablemente las subvenciones para el suministro de combustible, electricidad y agua en sus países y prevén introducir impuestos al valor añadido y privatizaciones.
A su vez, muchas empresas petroleras con campos petrolíferos viejos en el Mar del Norte y en Europa Central y del Este, así como algunos extractores estadounidenses, tienen que aplicar medidas de reestructuración radicales para sobrevivir en el mercado internacional, según el experto de Roland Berger.
Entre estas medidas, Pfeiffer citó la reducción de costes en todos los niveles: exploración, inversiones, operativos y de servicios.
Y tampoco descartó la necesidad de cerrar algunos yacimientos petrolíferos no rentables de forma temporal si no se pueden cubrir los costes.