Los decanos y directores de carrera coinciden en un par de diagnósticos: por un lado, el petróleo seguirá siendo parte fundamental de la matriz energética y de nuestra vida cotidiana (a través del plástico y las fibras sintéticas) por largo tiempo, lo que mantendrá la demanda sostenida de este perfil profesional, más allá de algunos vaivenes relacionado con la baja del precio del crudo.
Por el otro lado, el “boom” del petróleo no convencional con Vaca Muerta y la progresiva recuperación de la matrícula de las ingenierías en general sostuvieron los niveles de matriculación y graduación en las carreras que forman a los ingenieros en petróleo. En algunos caso, incluso crecen.
De estreno
A principios del ciclo lectivo 2016, la recién nacida Ingeniería en Petróleo de la UBA inscribió a sus primeros 24 estudiantes en el CBC. “La carrera contó de entrada con el apoyo de YPF durante la gestión de Miguel Galuccio, que fue cuando se desarrolló el proyecto”, cuenta Horacio Salgado, decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA (FIUBA). “No sólo va a atender todas las tecnologías convencionales sino también a las no convencionales”, agrega.
La FIUBA tiene un Instituto del Gas y del Petróleo cuyo primer antecedente data del año 1929. Allí se dictan tres carreras de especialización y una maestría. Sin embargo, el impulso de Vaca Muerta llevó al convenio con YPF y la creación de una carrera de grado. “Según el convenio, que aunque cambiaron gobierno y autoridades de la empresas sigue en vigencia, la parte de laboratorio de la carrera se va a hacer en Y-TEC”, señala Salgado. Y-TEC es una empresa de tecnología creada en 2012 por YPF (51%) y el Conicet (49%).
Históricamente, los perfiles de los ingenieros en petróleo “se fueron adecuando a la demanda de la industria, en función de los desafíos que se fueron presentando para lograr sacar el fluido en condiciones técnicas y económicas viables”, explica Daniel Fernández, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). Allí, la carrera se creó en 1941, apenas dos años después de la creación de la Universidad.
“Pasamos del desarrollo de yacimientos on-shore, donde el desafío fue el crecimiento de la profundidad de los pozos, a responder a la necesidad de obtener mayores producciones para abaratar costos y adecuarse a una demanda creciente”, enumera Fernández. “A medida que los yacimientos tierra adentro se fueron agotando, aparecieron los marinos y últimamente los no convencionales, que implican un desafío permanente para los profesionales de la industria”, agrega.
Así, la UNCUYO actualizó su plan de estudios incorporando materias optativas y electivas “con la flexibilidad suficiente para introducir temas como emprendedorismo, operaciones off shore, operaciones en yacimientos no convencionales, downstream, etc”, dice el decano.
“El medio está demandando un ingeniero en petróleo con versatilidad en no convencionales para abaratar costos”, señala, por su parte, Eleonora Erdmann, directora del Departamento de Ingeniería en Petróleo del ITBA. La ingeniera asegura que el mundo “tiene reservas de petróleo para 400 años” y que, además de Vaca Muerta, lo que da empuje a la carrera es que “el ingeniero en petróleo está bien remunerado”. Y agrega: “Aunque bajó el empleo en el primer semestre, el sector se está reactivando con los anuncios de inversiones de Panamerican Energy y Pampa Energía”.
En Comodoro Rivadavia, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco dicta su Ingeniería en Petróleo desde los años 70. “Es una carrera fundamental por su vinculación con el medio: aquí se explotó el primer yacimiento del país en 1907”, informa Daniel Barilá, vicedecano de la Facultad de Ingeniería.
“No tenemos desempleo de nuestros graduados”, dice Barilá. “Y notamos que en momentos de crisis la matrícula sube, porque la industria paga realmente bien”.