Esas sanciones fueron impuestas a Rusia para castigar al Kremlin por su anexión de la región ucraniana de Crimea, pero chocan con acuerdos firmados en 2012 entre ExxonMobil y el gigante petrolero ruso Rosneft.
Ese convenio fue firmado de parte de ExxonMobil por quien entonces era su máximo directivo, Rex Tillerson, convertido en secretario de Estado en la Administración del republicano Donald Trump, que llegó a la Casa Blanca el 20 de enero pasado.
Según fuentes consultadas por el diario, la petición busca que ExxonMobil pueda explorar petróleo en el Mar Negro con Rosneft, con el que ExxonMobil tenía una estrecha relación mientras Tillerson era el máximo directivo de la compañía estadounidense.
El Departamento de Estado es una de las instituciones que debe decidir sobre la petición de ExxonMobil, pero fuentes oficiales dijeron que Tillerson se ha marginado del tema porque aceptó no intervenir en ningún asunto vinculado con la firma durante dos años.
El diario no pudo confirmar si la petición fue hecha antes de que Tillerson se sumara al Gobierno de Trump.
El régimen de sanciones que afecta a esas operaciones incluye la transferencia de tecnología a Rosneft y prohíbe a compañías estadounidenses llegar a acuerdos en áreas petroleras del Ártico, Siberia y el Mar Negro.
También prohíben cualquier acuerdo con el máximo directivo de Rosneft, Igor Sechin, dada su estrecha relación y lealtad al presidente ruso, Vladimir Putin, recuerda The Wall Street Journal.
Las tres áreas mencionadas están dentro de las acuerdos firmados por Tillerson cuando estaba al frente de ExxonMobil y que permitían a la empresa explorar petróleo en esas regiones.
Según el diario, las oportunidades que ha perdido la firma estadounidense por estas prohibiciones puede haber generado unas pérdidas para la compañía de unos 1.000 millones de dólares antes de impuestos.
En un principio, ExxonMobil llegó a recibir un permiso para quedar exento de esas sanciones para completar un pozo petrolero en el Ártico porque no sería seguro abandonar las obras antes de que terminaran, pero cuando acabaron se retiró.
La petición para que ahora se le permita unirse a Rosneft y pueda perforar yacimientos del Mar Negro ha sido tramitada desde hace meses. Una de las fuentes aseguró que la firma estadounidense teme que la oportunidad sea aprovechada por la firma italiana Eni.
Según datos del diario, los campos petroleros del Mar Negro pueden llegar a tener unas reservas de 30.000 millones de barriles de crudo.
La petición se conoce meses después de que Rusia se colocara en el centro de un huracán político por las denuncias de ciberataques de ese país antes de las elecciones presidenciales del 20 de noviembre y la ventaja que pudo sacar de ello Trump.